domingo, 29 de mayo de 2011

El mundo de ayer



Un inciso: la editorial Seix Barral organizó un encuentro con Muñoz Molina en el salón de actos de la Residencia de Estudiantes de Madrid. El escenario venía al pelo, pues la sobrecogedora historia de amor que vertebra La noche de los tiempos tiene su punto de partida en ese preciso lugar en un remoto día de 1935, cuando ya la radicalización de los discursos dejan entrever que la Segunda República tiene los pies de barro.

Esa noche de noviembre, Muñoz Molina, en vez de “vender”  su libro (para eso la editorial le había llevado allí), se pasó más de una hora agradeciendo a aquellos que le habían inspirado las casi mil páginas de su novelón. Lo que contó con desenfado el autor, una retahíla de anécdotas chisposas y experiencias que ocuparon su vida en los últimos tres años, un tiempo en el que buceó con obstinación, de forma obsesiva, por novelas, libros de historia, memorias, cartas y lugares reales (una casa en el centro de Madrid, una playa de Cádiz, un viaje en tren desde Nueva York…), bien valdría otro relato de semejantes proporciones, aunque en esta ocasión en primera persona. Quizá algún día lo aborde.  

Como ya hiciera en Beatus ille, Beltenebros, El jinete polaco o El viento de la luna, Muñoz Molina vuelve a construir su relato alrededor del capítulo más negro de la historia de este país. Sin embargo, no lo hace sobre los rescoldos de la contienda y los odios y humillaciones que llegaron más tarde, sino que adelanta el punto de mira y se centra en sus precedentes, en lo que pasa en España en los meses inmediatamente anteriores a la sublevación del 17 de julio.

Un idilio, un adulterio, el que mantienen un arquitecto de origen humilde pero venido a más y una joven americana con veleidades artísticas de paso por España, es el pilar sobre el que se sostiene La noche de los tiempos. Desde los quiebros de ese amor (y no al revés) es desde donde Muñoz Molina va componiendo el retrato de una época convulsa, donde los fanatismos, de derechas y de izquierdas, van sobreponiéndose al discurso individualista, moderado y pragmático del protagonista o de su mentor, Juan Negrín, que también aparece en la novela. La tragedia del exilio y los sentimientos, de desarraigo, de culpa pero también de liberación, a los que dio lugar en tantos y tantos que tuvieron la suerte o la desgracia de emprenderlo, también ocupan muchas páginas del libro. 

Como es marca de la casa, Muñoz Molina, que está en posesión de un magistral dominio del tiempo novelístico, ha escrito un libro a ratos reposado, prodigiosamente adjetivado y de frases interminables. En La noche de los tiempos lleva al extremo su obsesión por el detalle, no sólo psicológico, sino físico. El autor practica un puntillismo literario que le permite dar cuenta de hasta la última mota de polvo que se columpia por la escena. Es una labor de entomólogo que irritará a más de un lector, pero que hará las delicias de los que han venido disfrutando hasta ahora con sus novelas.  


La noche de los tiempos
Antonio Muñoz Molina
Editorial Seix Barral
24,90 euros
958 páginas     





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