martes, 14 de junio de 2011

Los trabajos y los días



¿Qué tienen que ver un atunero de las Islas Maldivas, un pintor de paisajes del sur de Inglaterra, un constructor japonés de aviones comerciales, un auditor de cuentas del centro de Londres, el director de proyectos de una fábrica de galletas o el inventor iraní de unos zapatos que permiten caminar por el agua? Todos son interlocutores del autor de este libro, Alain de Botton, un fino observador de la cultura contemporánea y sus contradicciones. 

Con mirada atenta, pero descreída, y una sutil ironía, De Botton intenta descubrir los mecanismos invisibles que mueven nuestro mundo y las mercancías que en él se producen. Cómo se lleva la energía desde una central a la tostadora de casa o qué camino sigue una idea desde que es concebida hasta que se convierte en un producto en los estantes de una gran superficie son asuntos que interesan a De Botton y centran las horas de trabajo (y los anhelos) de sus entrevistados.

De Botton ilumina en su libro, un trabajo (raro por estos pagos) donde se mezclan el apunte filosófico con las notas de viaje, la trastienda de esta sociedad de consumo que hace posible que en cualquier lado podamos disfrutar productos y servicios de cualquier lugar del planeta, eso sí, debidamente empaquetados, etiquetados y despersonalizados.

En vez de buscar en los museos, las salas de arte o los teatros las claves para entender cómo vivimos, el autor acude a oficinas, hangares, almacenes o fábricas, y habla con los hacedores de esos objetos de consumo a los que tan poca importancia damos, pero que tanto pueden revelar a una mente despierta sobre el zeitgeist que nos ha tocado vivir. 

También rehuye la opinión del académico. La materia de este libro, el trabajo y los procesos productivos que lo articulan, suelen ser objeto de sesudos mamotretos de pensamiento, sociología o economía que acaban perdiéndose en abstracciones. Con arma de reportero, De Botton se desentiende de este bagaje y pone los pies en la tierra para acercarnos a las personas corrientes que sostienen la tramoya sobre la que se asienta la sociedad de consumo, como hiciera en cierta medida Richard Sennet en La corrosión del carácter.  

Un apunte, De Botton, autor de Las consolaciones de la filosofía (Taurus, 2003) o La arquitectura de la felicidad (Lumen, 2008), trufa su libro de excursos filosóficos y acaba su análisis del trabajo contemporáneo con un toque trascendente que no quiero pasar por alto porque da idea de su capacidad para mezclar lo concreto con lo general, y del distanciamiento y la mordacidad de los que hace gala en todo momento. 

“Considerar que somos el centro del universo, y que el tiempo presente es la cumbre de la historia, pensar que nuestras próximas reuniones tienen una importancia abrumadora, no hacer caso de las lecciones de los cementerios, leer solo con moderación, sentir presión de los plazos de entrega, hablar con rudeza de los compañeros, sobrevivir a horarios de congresos en los que está anotado ‘de 11.00 a 11.15: pausa para el café’, comportarse descuidada y codiciosamente y luego arder en la batalla; quizá todo esto, al final, sea la sabiduría del trabajo. Dejemos que la muerte nos pille mientras hacemos algo para la vida”. 

Es el consejo irónico de quien lleva años poniendo al descubierto las paradojas de nuestra vida moderna. Miserias y esplendores del trabajo es, en definitiva, un libro singular, sobre todo en el panorama editorial español, donde faltan académicos con dotes para la divulgación, y periodistas y ensayistas con el rigor y el afán intelectual necesarios para destriparnos el tiempo que nos ha tocado vivir.


Miserias y esplendores del trabajo
Alain de Botton
325 páginas
20,90 euros

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