Muy oportunamente la editorial Siruela ha vuelto a editar este librito del poeta leonés Antonio Colinas, que es en realidad un cuaderno elaborado con las notas tomadas durante el viaje que en 2002 le llevó por varias universidades de Xi´an, Pekín y Shanghai. El pasado, el presente y el futuro de China. Y digo que la aparición de La simiente enterrada es oportuna porque propone una aproximación en clave cultural y espiritual a un país que, ahora más que nunca, está en boca de todos, pero que en realidad sigue siendo un perfecto desconocido para la mayoría.
Y es que aunque se habla mucho del gigantismo económico que está adquiriendo, de su prominente perfil geopolítico o de lo pernicioso que resulta su desarrollo para el equilibrio medioambiental del planeta, poco o nada se nos dice de la China más íntima, de esa corriente interior que es un punto de confluencia del taoísmo con el budismo y que (bien visto por Colinas) tantas cosas en común tiene con el misticismo cristiano.
Aunque está esbozado al final del libro, el punto de partida elegido por el autor de Tratado de armonía es claro: en pleno proceso de transición de un maoísmo obsesionado por la organización del estado y por el culto a la ideología a un capitalismo depredador, ¿será la China de nuestros días capaz de desenterrar su sepultada y rica tradición taoísta? ¿Podrán encontrar los chinos una tercera vía “entre las lacras del pasado y la euforia desarrollista y consumista del presente”? ¿Hay un lugar para la espiritualidad y la poesía en un mundo que está transitando a toda prisa desde el materialismo extremo del comunismo al materialismo no menos radical del mercado?
Colinas cree que aún es posible que las tornas cambien y confía en que la espiritualidad del continente asiático emerja y contagie a un mundo donde “hemos renunciado al rito, al símbolo, al respecto al cuerpo y al medio natural, al sentido sagrado de ambos, al misterio”. Para encontrar esos vestigios de una espiritualidad milenaria, Colinas emprende un viaje “sin informaciones previas ni guías de ningún tipo”, y, cuaderno de notas en mano, encuentra esas huellas en la pintura china tradicional, donde tan primorosamente queda reflejada la naturaleza en armonía; en los jardines, microcosmos que explican la totalidad; en la música de instrumentos ancestrales; en los templos dedicados a la meditación y el recogimiento; o en la existencia de movimientos tan denostados por las autoridades chinas como Falun Gong, una práctica con la que cultivan mente y cuerpo millones de ciudadanos de aquel país y que tiene como base un símbolo como el del Yin y Yang, capital en el taoísmo.
Pero el viaje que propone Colinas no es solo geográfico, sino también interior. El Colinas de La simiente enterrada habla en una muy íntima primera persona, muchas veces en susurros. Con una escritura muy directa, nos lleva de paseo por la intrincada geografía de las grandes urbes chinas, da cuenta de encuentros con intelectuales y estudiantes e incluso evoca una experiencia religiosa propiciada por la compra de un viejo Buda en un mercadillo. Si el dialogo con profesores y estudiantes es interesante, no menos estimulante es el que provoca Colinas entre los textos fundacionales del pensamiento oriental, con el I Ching o Libro de las Mutaciones, una de las piedras angulares del confucianismo y muy admirado por el Hermann Hesse de El juego de los abalorios, a la cabeza, con la filosofía griega o el pensamiento de C. G. Jung.
En fin, el autor de Sepulcro en Tarquinia o Libro de la mansedumbre se va al otro extremo del mundo para hablarnos de cuestiones que le son muy cercanas y que, en muchos casos, están en el centro de sus preocupaciones morales y estéticas desde hace décadas. Ahí están otra vez lo religioso y lo trascendente como forma plena de existencia, la búsqueda de la armonía, la contemplación y el silencio como actitudes vitales legítimas, el enaltecimiento de la naturaleza y lo sensible frente a las propuestas más culturalistas y urbanas de otros compañeros de generación poética… Y todo ello sugerido con un lenguaje muy directo, desnudo, aunque no menos preciso y meditado. En fin, un libro muy recomendable para los seguidores del poeta, pero también para aquellos que pensamos que ahí arriba hay algo más.
La simiente enterrada. Un viaje a China
Antonio Colinas
Editorial Siruela, 2008 (2ª edición)
Páginas: 234
Precio: 20 euros
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