A propósito de Informe sobre España, de Santiago Muñoz Machado
Esta crisis está
haciendo que se tambaleen los cimientos de todo aquello que considerábamos esencial
para el futuro común y firmemente asentado en España. La esperanza de que
vuelva a haber trabajo en abundancia se desvanece por momentos, las bases del
“Estado del bienestar” no parecen resistir la persistente merma de los ingresos
públicos e incluso la unidad del país parece amenazada por tendencias
centrífugas de huida ante el desastre (o para precipitarse hacia él).
Santiago Muñoz Machado nos explica en su magnífico Informe sobre España.Repensar el Estado o destruirlo, de manera clara, aunque rigurosamente
jurídica, que
la crisis institucional que asola España es una parte sustancial del problema. Para
Muñoz Machado, jurista de gran renombre y larguísima trayectoria profesional,
el funcionamiento de las instituciones del Estado no es correcto desde hace
muchos años, circunstancia que las épocas de bonanza disimulaban pero que ahora
resulta muy evidente. Ni las comunidades autónomas, ni el Tribunal
Constitucional, ni la larga lista de órganos de administración y gobierno del
conjunto del Estado cumplen con sus funciones de manera adecuada, dominadas por el sectarismo, la falta de estrategia y reflexión a largo
plazo y los intereses mediáticos y políticos inmediatos.
La multiplicación arbitraria de los organismos
públicos, las deficiencias del sistema concentrado de control constitucional de
las leyes por parte del Tribunal Constitucional, el inextricable universo de la
distribución de competencias (“muy oscuro, ineficiente e inadecuado”) y sus
indeseables efectos sobre la igualdad entre los españoles y la hiperregulación
normativa provocada por las comunidades autónomas con sus graves consecuencias
sobre la unidad de mercado, entre otros problemas, provocan que el ordenamiento
jurídico general resulte inmanejable y generan graves distorsiones.
Una de las claves de la inadaptación de las
instituciones reside en la rigidez de la propia Constitución. Como nos recuerda Muñoz Machado, nunca ha sido
posible, desde 1812, una mejora pactada de las constituciones españolas para
adaptarse a los cambios históricos. En consecuencia, se han sucedido las rupturas
traumáticas provocadas por episodios, habitualmente breves e intensos, de
violenta convulsión social y política.
De hecho, afirma
el autor, cuando una constitución es estable (como por ejemplo desde 1978 hasta
ahora), se debe a que la clase política y las élites sociales han logrado un
equilibrio basado en el parasitismo de los recursos públicos, lo que resulta
siempre en la petrificación constitucional, en la defensa a ultranza del statu quo. El ejemplo de hoy mismo es
palmario; los sucesivos gobiernos lo reforman todo menos lo esencial: el propio
Estado.
Muñoz Machado
argumenta que ni los inmovilistas ni los separatistas tienen razón, por cuanto es
indispensable una reforma integral del ordenamiento jurídico, incluida,
idealmente, una reforma constitucional, “para que el Estado quede organizado y
funcione de modo correcto”, con el fin de que sirva realmente a los intereses
de los españoles. Todo ello implicaría, igualmente, un reconocimiento, aceptado por todos, de los
llamados “hechos diferenciales”, de forma que tuvieran un encaje definitivo en
la arquitectura jurídica del Estado.
Identificado el
problema y propuesta la solución, sólo queda plantearse una pregunta que la
elegante contención de Muñoz Machado no expresa de manera explícita, confiado en
el juicio de sus lectores: ¿Dónde encontrar el impulso político y social que,
con el único objetivo de lograr el bien común, luche por reformar el Estado sin
destruirlo?
Informe sobre España.
Repensar el Estado o destruirlo
Santiago Muñoz Machado
Editorial Crítica
256 páginas
21,90 euros (papel)
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