martes, 5 de mayo de 2015

A vueltas con la meditación, con Pablo D´Ors




Un bonito título este de "Biografía del silencio", con una sugerente portada de Magritte y una extensión excelente, dan cabida a una verdadera apología de la meditación. Ciento tres páginas con grandes márgenes y espaciado generoso conforman un libro muy accesible que, incluso a quienes no aman el ensayo, se les hace de fácil lectura.

Pablo d’Ors (Madrid, 1963) es filósofo y teólogo, formado en el ambiente cultural alemán y nieto del famoso ensayista Eugenio d’Ors. Es sacerdote, novelista y ensayista y esta obra forma parte de su “Trilogía del silencio”.

Su faceta como sacerdote, que en la actualidad atiende enfermos y pacientes terminales en un hospital madrileño, es una de las experiencias que se traslucen en este ensayo lleno de luces y sombras. Afirma d’Ors que “si en el mundo se nos enseña a encerrarnos al dolor, en la meditación se enseña a abrirnos a él”.

El ensayo aporta, a diferencia de otros muchos sobre este tema, testimonio del arduo camino que hay que transitar (se transluce su condición estoica y perseverante de católico obstinado en busca del camino pero sin prejuicios) hasta obtener beneficios que, eso sí, son definitivos y lenitivos. El autor va desgranando sus beneficios, su práctica y sobre todo las reflexiones de las que le ha hecho consciente la rutina de esta práctica milenaria.

Desde su experiencia muy personal, el autor hace un sugerente viaje en torno a la meditación, en el que las luces del destino se superponen al empeño, el desierto -como dice el autor- al que bajas al principio.  “Se deja de vivir embotado… La mirada se limpia y se comienza a ver el verdadero color de las cosas”, “se camina con más ligereza, se sonríe con más frecuencia”, afirma d’Ors, y continúa con testimonios como “yo, por ejemplo, empecé a meditar para mejorar mi vida; ahora medito sencillamente para vivirla”, o “el principal fruto de la meditación es que nos hace magnánimos”. 

Y aludiendo al hogar que todos tenemos dentro, afirma que “ningún hombre se perderá irremediablemente si frecuenta su conciencia y viaja por su territorio interior”o que “la meditación nos concentra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser, agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento”. 

“Lo difícil no es meditar sino querer meditar”, nos dirá, antes de recordar que "se llega a un punto en que uno desea sentarse a diario con la propia porción de dolor: frecuentarlo, conocerlo, domesticarlo”.

Es, por tanto, un libro muy recomendable para seguidores de la búsqueda espiritual, aprendices de meditación, y, en general, para cualquier lector ávido de experiencias ajenas e interesado en la vida interior. Aquellos admiradores del ensayista o su persona tienen un muy interesante programa y una entrevista a Pablo d’Ors, a propósito de este ensayo, en el programa“Millennium” de TVE. 


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