Javier Lerena publica el poemario 'El silencio en su hueco'
Javier
Lerena, poeta de vocación y de verbo, ganó en
noviembre pasado la I Edición del Concurso
de Poesía “Manuel Cabral” con su poemario El silencio en su hueco. Este concurso está organizado por el Centro Cultural Juan Bosch y la prestigiosa poeta
dominicana Rosa Silverio, y está auspiciado por el Consulado de la República Dominicana
en Valencia.
Licenciado
en Filosofía, Lerena, cuya dedicación a la escritura no es profesional, ha
ganado ya varios
concursos de poesía, ha sido incluido en diversas plaquettes y antologías, y ha colaborado
en diversas publicaciones. El autor posee un blog propio. Éste es su primer poemario y está publicado en Huerga y Fierro.
La obra
está estructurada en tres partes que comienzan con una evocación de la paz del
útero materno
(“acuática gravedad de otro mundo donde habita el silencio”), para dejarnos en
la calma
final de la muerte (“hasta aquí hemos vivido”). Entre ambos, el poemario se
asoma a la vida y
sus límites, no a través de imágenes sino de ideas y sugerencias. A través de
lo minúsculo
(gota, piedra, gusano, hoja, zarcillo…) y de lo ingente (silencio, armonía, abismo, hueco,
miedos, llanto, inquietud..). La dedicatoria “a mis padres” parece casi la
única concesión
al sentimentalismo
No son
poemas optimistas, de canto y de amor. No son composiciones de alegría
exhibida, convexa
ni estridente. Pero hay un atisbo de luz, de serenidad, de observación calmada
y lejana. Las
poesías son muy breves, con una sintaxis sencilla, pero con un léxico escogido,
rico y vibrante.
El autor confiesa que intentaba encontrar la manera de que “el comienzo no permita prever el final”.
Es además
un poemario abierto, para leer en cualquier “hueco” y que permite alcanzar con cada
lectura un significado renovado, una sugerencia sobre nuevos matices y
alusiones. Para
terminar os transcribo mi preferido, aunque probablemente no el más
representativo:
“CAMINAR con la cara al cielo
pisando tierra derramada
sentir extenderse azul en domingos plenos
poder reír
el corazón cuajado
no llamar por su nombre a tanta luz
no romper su sonido”
pisando tierra derramada
sentir extenderse azul en domingos plenos
poder reír
el corazón cuajado
no llamar por su nombre a tanta luz
no romper su sonido”
Gracias, África, por esta excelente reseña de "El silencio en su hueco". Un abrazo.
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